Ansiolíticos para la ansiedad: cómo funcionan, cuándo usarlos y alternativas

ansiedad pastilla

¿Te han recetado un ansiolítico para la ansiedad y tienes dudas? Descubre cómo funcionan, qué tipos hay y cuándo se recomienda usarlos.

Si te han mencionado la posibilidad de tomar algún tipo de ansiolítico como tratamiento para la ansiedad y no sabes exactamente qué es, cómo funciona o si realmente lo necesitas, es normal tener dudas. La palabra suena rara, incluso un poco intimidante, y muchas veces no se habla con claridad sobre lo que implica tomar este tipo de medicación.

En este artículo vas a encontrar una explicación clara y sin rodeos: qué es un ansiolítico, en qué casos se receta, qué tipos existen, qué efectos puede tener y cómo se puede complementar con otros recursos como la terapia.

La idea es que tengas toda la información que necesitas para tomar decisiones con calma, sin presiones ni miedo. Porque entender lo que te pasa y cómo puedes tratarlo también es una forma de cuidarte.

¿Qué es un ansiolítico?

Los ansiolíticos son un medicamento que se utiliza para aliviar los síntomas de la ansiedad cuando estos se vuelven muy intensos o difíciles de manejar. Su función principal es reducir la activación del cuerpo y la mente: baja el ritmo cardíaco, disminuye la tensión, y puede generar una sensación de calma o relajación.

Es importante tener claro que un ansiolítico no cura la ansiedad, pero sí puede ayudar a calmar los síntomas mientras se trabaja el problema de fondo. En otras palabras, actúa sobre lo que sientes, no sobre lo que lo causa.

Por eso, muchas veces se utiliza como un apoyo temporal, especialmente en momentos donde la ansiedad interfiere demasiado en la vida diaria: dormir, trabajar, salir de casa, relacionarse con los demás.

También hay que distinguir entre medicación y tratamiento. La medicación actúa de forma rápida sobre los síntomas, mientras que el tratamiento psicológico te ayuda a entender qué está generando esa ansiedad, aprender a gestionarla y evitar que vuelva con la misma fuerza.

¿Cuándo se prescribe un ansiolítico para la ansiedad?

pastilla de la ansiedad

Los ansiolíticos suelen recetarse cuando los síntomas son tan intensos que interfieren con la vida diaria. No debería ser una decisión que se tome a la ligera, y siempre debe hacerse bajo valoración médica, teniendo en cuenta tu situación personal y tus necesidades.

Algunos ejemplos de momentos en los que un médico puede valorar recetar un ansiolítico son:

  • Cuando sientes una ansiedad constante que no te permite concentrarte, descansar o hacer tus actividades diarias con normalidad.
  • Si has tenido ataques de pánico y el miedo a que vuelvan te impide salir de casa, trabajar o estar tranquilo.
  • Cuando estás pasando por una situación puntual muy estresante (una pérdida, una crisis personal, etc.) y necesitas ayuda para calmar el cuerpo y la mente.
  • Si llevas tiempo con algún tipo de trastorno de ansiedad y los síntomas se han vuelto muy limitantes.

Tipos de ansiolíticos para la ansiedad

pastilla para la ansiedad y depresion

No todos los ansiolíticos funcionan igual ni se usan en las mismas situaciones. Existen diferentes tipos de fármacos que pueden tener efecto ansiolítico, cada uno con sus ventajas, limitaciones y posibles efectos secundarios.

A continuación, analizaremos los más utilizados, para que puedas entender mejor las opciones que pueden aparecer en una consulta médica. Sé que a veces, tantos conceptos raros pueden ser algo abrumadores, pero te animo a que lo leas con calma para entenderlo bien. Te hablaré tanto de las ventajas como de las desventajas para que tengas la información completa:

1. Benzodiacepinas

Este es el tipo de ansiolítico es el más conocido. Son medicamentos de efecto rápido que se utilizan para reducir la ansiedad intensa, los ataques de pánico o el insomnio relacionado con la ansiedad.

Ejemplos comunes: lorazepam, alprazolam, diazepam, clonazepam…

Ventajas:

  • Actúan en pocos minutos.
  • Útiles en momentos de crisis o ansiedad aguda.

Riesgos:

  • Pueden generar dependencia si se usan durante mucho tiempo.
  • Producen somnolencia, afectan la memoria y reducen el estado de alerta.
  • Se recomienda solo su uso puntual o en tratamientos cortos, siempre bajo control médico.

2. Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)

Aunque no se diseñaron específicamente como ansiolíticos, los ISRS se utilizan ampliamente en el tratamiento de la ansiedad crónica hoy en día.

Ejemplos comunes: sertralina, escitalopram, paroxetina, fluoxetina.

Ventajas:

  • Son eficaces en trastornos de ansiedad generalizada, fobia social o trastorno de pánico.
  • No generan dependencia física.
  • Pueden usarse a largo plazo si el médico lo considera necesario.

Limitaciones:

  • Tardan entre 2 y 6 semanas en hacer efecto.
  • Pueden causar efectos secundarios al inicio como náuseas, alteraciones del sueño o irritabilidad.

3. Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN)

Los IRSN son una alternativa a los ISRS que también se usan mucho en trastornos de ansiedad. Su acción combina dos caminos: aumentan tanto la serotonina como la noradrenalina en el cerebro. Esto puede ser útil en personas que no responden bien solo a los ISRS o que tienen síntomas físicos asociados.

Ejemplos comunes: venlafaxina, duloxetina, desvenlafaxina.

Ventajas:

  • Son eficaces en trastorno de ansiedad generalizada, fobia social y trastorno de pánico.
  • También ayudan si hay dolor crónico o fatiga asociada.
  • Alternativa útil cuando los ISRS no funcionan o generan efectos secundarios.

Limitaciones:

  • Pueden provocar hipertensión, especialmente a dosis altas.
  • A veces causan más náuseas o sudoración que los ISRS.
  • También tardan entre 2 y 4 semanas en empezar a hacer efecto.

4. Antidepresivos tricíclicos

Hoy en día se usan menos, pero aún pueden recetarse en ciertos casos donde no funcionan otros tratamientos.

Ejemplos comunes: amitriptilina, imipramina, clomipramina.

Ventajas:

  • Eficaces en ansiedad y también en casos donde hay dolor crónico o insomnio asociado.

Desventajas:

  • Más efectos secundarios que los ISRS: sequedad de boca, mareos, aumento de peso.
  • Se necesitan controles médicos más estrictos.

5. Betabloqueantes

Aunque no son ansiolíticos en sí, se utilizan para controlar los síntomas físicos de la ansiedad, como temblores, palpitaciones o sudoración, especialmente en situaciones como hablar en público.

Ejemplo común: propranolol.

Ventajas:

  • Muy útiles para controlar síntomas físicos puntuales.
  • No causan sedación ni dependencia.

Limitaciones:

  • No actúan sobre los pensamientos ni las emociones, solo sobre el cuerpo.
  • No se recomiendan en personas con ciertos problemas de salud, como asma o bradicardia.

6. Fármacos naturales o suplementos con efecto ansiolítico

Algunas personas optan por remedios naturales para aliviar la ansiedad leve o moderada. Aunque no todos tienen respaldo científico fuerte, pueden ser útiles en ciertos casos y todas las herramientas de las que dispongamos son bienvenidas.

Ejemplos comunes: valeriana, pasiflora, L-teanina, melisa, magnesio.

Ventajas:

  • Accesibles, no requieren receta.
  • Menos efectos secundarios.

Limitaciones:

  • Su efectividad es más baja y varía mucho de persona a persona.
  • Deben usarse con precaución y siempre consultando a un profesional, ya que pueden interactuar con otros medicamentos.

7. Otras opciones menos utilizadas

Algunos fármacos se utilizan fuera de los tratamientos estándar cuando la ansiedad no responde adecuadamente a las opciones más comunes (como ISRS o benzodiacepinas), o cuando la persona presenta comorbilidades psiquiátricas o médicas, como insomnio severo, trastornos del ánimo, dolor crónico o epilepsia. En estos casos, se pueden considerar antidepresivos atípicos (como mirtazapina o trazodona), antipsicóticos atípicos (como quetiapina), anticonvulsivos (como pregabalina o gabapentina) o incluso IMAO. Estas alternativas tienen indicaciones más específicas y su uso está respaldado principalmente en contextos de ansiedad resistente o compleja, bajo supervisión médica especializada.

¿Qué efectos secundarios pueden tener los ansiolíticos?

ansiedad nauseas

Como cualquier medicación, los ansiolíticos puede tener efectos secundarios. No todas las personas los experimentan, y su intensidad varía según el tipo de fármaco, la dosis, la duración del tratamiento y las características individuales de quien lo toma.

Algunos efectos comunes que pueden aparecer, especialmente al iniciar el tratamiento, son:

  • Somnolencia o sensación de estar “desconectado”.
  • Mareos o sensación de inestabilidad.
  • Dificultad para concentrarse o pensar con claridad.
  • Náuseas o malestar estomacal.
  • Boca seca.
  • Cambios en el apetito o el sueño.

En tratamientos prolongados, sobre todo con benzodiacepinas, pueden aparecer otros riesgos importantes:

  • Tolerancia: el cuerpo se acostumbra y se necesita más dosis para lograr el mismo efecto.
  • Dependencia: la persona siente que no puede estar bien sin tomar el ansiolítico.
  • Síntomas de abstinencia: si se deja de golpe, puede generar ansiedad intensa, insomnio, irritabilidad o incluso crisis físicas.

Por eso es fundamental que el uso de un ansiolítico para la ansiedad sea siempre supervisado por un médico. Nunca debes automedicarte ni suspender la medicación sin indicación profesional, incluso si te sientes mejor.

La clave está en el seguimiento: si sientes que los efectos secundarios te están afectando más de lo que ayudan, es importante hablarlo con tu médico para ajustar el tratamiento.

Preguntas frecuentes sobre el uso de ansiolíticos para la ansiedad

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¿Cuál es el mejor ansiolítico para la ansiedad?

No hay un único “mejor” ansiolítico. Todo depende del tipo de ansiedad, la intensidad de los síntomas, el historial médico de la persona y cómo responde a cada medicación. Lo ideal es que un profesional evalúe tu caso y te proponga el tratamiento más adecuado.

¿Puedo tomar un ansiolítico para la ansiedad sin receta médica?

No. Los ansiolíticos son medicamentos que deben ser recetados por un profesional médico. Automedicarse puede ser peligroso, no solo por los efectos secundarios, sino porque podrías estar tapando un problema que necesita un enfoque más profundo.

¿Cuánto tarda en hacer efecto un ansiolítico?

Depende del tipo. Las benzodiacepinas suelen actuar en pocos minutos, mientras que los ISRS (como sertralina o escitalopram) tardan entre 2 y 6 semanas en hacer efecto completo. Tu médico te explicará qué esperar según el fármaco que te indiquen.

¿Qué pasa si dejo de tomar un ansiolítico de golpe?

Suspender un ansiolítico para la ansiedad de forma brusca puede causar síntomas de rebote: más ansiedad, insomnio, irritabilidad o incluso efectos físicos como temblores o mareos. Por eso, cualquier cambio en la medicación debe hacerse con supervisión médica, y de forma gradual.

Ansiolíticos vs. terapia psicológica: ¿qué es mejor?

terapia

Esta es una de las preguntas más frecuentes cuando alguien empieza a tratar su ansiedad: ¿me basta con un ansiolítico para la ansiedad o necesito terapia también?

La respuesta corta es: no hay una única solución válida para todos. Depende de la persona, del tipo de ansiedad, de la intensidad de los síntomas y de cómo esté afectando su vida.

¿Qué hacen los ansiolíticos?

Como hemos explicado anteriormente, estos fármacos actúan sobre los síntomas: reducen la tensión física, los pensamientos acelerados o la angustia inmediata. En muchos casos es una ayuda muy útil, sobre todo cuando la ansiedad se vuelve desbordante y la persona necesita estabilizarse para poder funcionar.

Pero hay algo importante: los ansiolíticos no trabajan el origen de la ansiedad. No enseñan a manejar el estrés, a entender los pensamientos que disparan el malestar, ni a fortalecer recursos personales.

¿Por qué hacer terapia?

La terapia psicológica, en cambio, va más allá del síntoma. Acompaña a la persona a entender qué está generando la ansiedad, cómo reacciona ante ciertas situaciones, qué pensamientos la alimentan y qué herramientas reales puede aprender para manejarla.

Además, la terapia reduce el riesgo de recaída. Cuando aprendes a gestionar tus emociones y a responder de forma más saludable ante el estrés, no solo mejoras tu presente, sino que también te preparas mejor para el futuro.

¿Cuál es la mejor opción?

Si estás lidiando con ansiedad, es normal preguntarte si lo mejor es empezar terapia, tomar medicación o combinar ambas. La respuesta no es igual para todos, pero sí hay algo claro: hay opciones, y no estás sola/o.

La terapia suele ser el primer paso cuando la ansiedad está relacionada con pensamientos repetitivos, emociones intensas o situaciones difíciles de manejar. Un proceso terapéutico te ayuda a entender lo que estás viviendo, a manejar el estrés y a desarrollar herramientas que te sirvan a largo plazo.

La medicación, por otro lado, puede ser clave cuando los síntomas son tan fuertes que interfieren con tu día a día. Si no puedes dormir, concentrarte o simplemente seguir con tu rutina, los ansiolíticos —prescritos por un médico— pueden darte el alivio necesario para empezar a recuperarte.

Ambas opciones tienen su lugar. La medicación calma los síntomas, pero no aborda el origen del problema. La terapia trabaja en la raíz, pero puede tomar más tiempo en generar alivio. Por eso, combinarlas suele ser la estrategia más efectiva: el medicamento estabiliza; la terapia transforma.

Pedir ayuda no es rendirse. Es el primer paso para empezar a vivir distinto. No necesitas tener todas las respuestas. Solo necesitas querer cambiar cómo te sientes.

Soy psicólogo especializado en ansiedad. Si quieres que te acompañe en este proceso, puedes escribirme desde mi web.

Tu bienestar puede empezar hoy.

Bibliografía

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