Técnicas de relajación para la ansiedad que realmente funcionan (y cómo usarlas bien)

Descubre técnicas de relajación para la ansiedad que puedes aplicar hoy mismo. Fáciles, efectivas y al alcance de cualquiera.
¿Sientes que tu mente no para y que tu cuerpo está en tensión constante? Como si siempre estuvieras en alerta, aunque no haya un peligro real. La ansiedad puede aparecer en cualquier momento, y aunque es una respuesta natural del cuerpo, cuando se vuelve persistente puede agotarte por dentro y por fuera.
Por suerte, existen diferentes técnicas de relajación para la ansiedad que pueden ayudarte a recuperar el equilibrio, respirar mejor y sentir un poco más de calma sin necesidad de medicación ni herramientas complicadas.
En este artículo vas a encontrar varias de estas técnicas. Son simples, efectivas, y puedes empezar a aplicarlas hoy mismo. Algunas te ayudarán a calmar el cuerpo; otras, a despejar la mente. Lo importante es que encuentres las que mejor se adapten a ti.
¿Por qué son útiles las técnicas de relajación para la ansiedad?

Cuando estamos ansiosos, el cuerpo y la mente entran en modo “alerta”: respiración acelerada, músculos tensos, pensamientos que no paran. Las técnicas de relajación para la ansiedad ayudan a interrumpir ese estado de alerta y devolvernos poco a poco a un estado de calma y equilibrio. Si quieres saber más sobre qué es la ansiedad, te recomiendo este artículo.
¿Qué hacen exactamente estas técnicas?
- Calman el sistema nervioso: bajan la activación del sistema simpático (el de la respuesta de lucha o huida) y activan el sistema parasimpático, responsable de la recuperación y el descanso.
- Mejoran la respiración: muchas de estas técnicas te ayudan a respirar de forma más profunda y lenta, lo que reduce el ritmo cardíaco y da sensación de control.
- Disminuyen la tensión muscular: al relajar el cuerpo, el cerebro interpreta que el “peligro” ha pasado.
- Rompen el bucle de pensamientos negativos: al centrar la atención en la respiración, el cuerpo o una visualización, interrumpes el patrón mental repetitivo que alimenta la ansiedad.
Beneficios a corto y largo plazo
- En el momento: ayudan a cortar una crisis de ansiedad, reducir palpitaciones, recuperar el aire o dejar de sentir que todo te sobrepasa.
- Con la práctica continua: mejoran la regulación emocional, el sueño, la concentración y el bienestar general. También aumentan la sensación de seguridad interna.
Estas técnicas de relajación para la ansiedad no solo sirven para momentos críticos, también pueden usarse de forma preventiva. Como una rutina de cuidado mental, igual que lavarte los dientes o estirar el cuerpo.
Técnicas de relajación para la ansiedad más efectivas
La ansiedad afecta tanto al cuerpo como a la mente. Por eso, las técnicas de relajación para la ansiedad más efectivas son aquellas que trabajan ambas dimensiones: la respiración, los músculos, la atención y el ritmo mental.
Te comparto algunas opciones que puedes usar en tu día a día para sentirte mejor y cuidar tu bienestar de forma constante.
1. Respiración diafragmática (o profunda)
Cuando se está ansioso, es probable que tu respiración sea corta, rápida y superficial, algo común en muchas personas con ansiedad. Esto alimenta la sensación de ahogo, mareo y descontrol. La respiración diafragmática ayuda a romper ese ciclo desde el cuerpo.

¿Por qué funciona?
Activa el sistema nervioso parasimpático, que es el encargado de calmar el cuerpo. Con la práctica, tu cuerpo “aprende” a entrar más rápido en un estado de relajación. Puedes usarla en medio de una crisis, antes de dormir o al despertar para empezar el día con calma.
2. Relajación muscular progresiva
Si tu cuerpo está tenso, tu mente también lo estará. Esta técnica consiste en tensar y relajar los músculos en grupos, uno por uno, para liberar la tensión acumulada.
Pasos para practicarla:
- Busca un lugar cómodo, preferiblemente acostado.
- Empieza por los pies: aprieta los músculos durante 5 segundos… y suelta.
- Sube a las piernas, abdomen, espalda, brazos, manos, cuello y cara.
- En cada zona, nota la diferencia entre tensión y relajación.
- Al terminar, respira profundo y observa cómo se siente tu cuerpo.
Recomendado para:
Personas que sienten la ansiedad en forma de contracturas, rigidez o agotamiento físico. También es ideal antes de dormir; aumenta tu conciencia corporal y reduce la somatización.
3. Mindfulness
Es una de las técnicas de relajación para la ansiedad más estudiadas. El mindfulness consiste en entrenar la atención para estar en el presente, sin dejarte arrastrar por los pensamientos del pasado o el futuro y sin juzgar lo que sientes ni tratar de cambiarlo.
Muchas personas creen, erróneamente, que meditar es “dejar la mente en blanco”. No es así: la mente siempre genera pensamientos. El objetivo del mindfulness no es bloquearlos, sino observarlos sin engancharse.
Lo que sí haces en mindfulness:
- Reconoces que estás pensando.
- No te peleas con el pensamiento.
- Dejas que se vaya… y vuelves al presente (normalmente a la respiración).

Te recomiendo que no esperes resultados inmediatos. El mindfulness es como ir al gimnasio: funciona con la práctica, es muy común que las primeras veces que se intente no se sientan resultados o tengas la sensación de estar haciéndolo mal, pero de verdad, te animo a que lo intentes y lo apliques en tu día a día de manera gradual para sacar provecho de sus beneficios.
4. Visualización guiada
El cerebro no distingue completamente entre lo que imagina y lo que vive. Por ejemplo, cuando recuerdas algo vergonzoso o doloroso, puedes volver a sentir la misma incomodidad como si estuviera pasando otra vez. O cuando imaginas una situación muy estresante, tu cuerpo reacciona: se acelera el corazón, se tensa el estómago, sudan las manos… ¿te ha pasado alguna vez?
Eso mismo, pero en positivo, ocurre con la visualización guiada: si imaginas un lugar seguro y tranquilo con suficiente detalle, tu cuerpo puede empezar a relajarse como si estuvieras realmente allí. Es decir, esta técnica usa imágenes mentales para inducir calma, seguridad o bienestar.
Cómo practicarla:
- Siéntate o túmbate en un lugar tranquilo.
- Cierra los ojos e imagina un lugar que te relaje (una playa, un bosque, tu habitación favorita).
- Visualiza detalles: sonidos, olores, temperatura, texturas.
- Permanece allí unos minutos, respirando profundamente.
- También puedes usar audios guiados (en apps o YouTube).
¿Para quién es útil?
Para personas muy visuales o con ansiedad anticipatoria. También para quienes necesitan desconectar del entorno. Baja el nivel de estrés general y te ayuda a “escapar” del ruido mental sin moverte del sitio.
5. Escaneo corporal (body scan)
El escaneo corporal es una técnica de atención plena que consiste en llevar tu foco, poco a poco, a distintas partes del cuerpo. No se trata de hacer nada especial con esas zonas ni de intentar relajarlas a la fuerza. Solo de notar lo que hay, sin juicio.
Puedes sentir calor, tensión, hormigueo, incomodidad o incluso nada… y todo está bien. Lo importante es estar presente con lo que sientes, sin intentar cambiarlo.
Cómo hacerlo paso a paso:

¿Por qué ayuda con la ansiedad?
Porque te saca del ruido mental y te devuelve al cuerpo. Muchas veces, la ansiedad nos desconecta de lo físico. Esta técnica te permite volver a ti, detectar dónde acumulas tensión y crear espacio para soltarla. Es ideal para practicarla al final del día, como transición al descanso, o en momentos en los que sientas que estás muy acelerado mentalmente.
6. Técnica de respiración 4-7-8
La respiración 4-7-8 es una técnica sencilla y potente para reducir la ansiedad, calmar la mente y preparar el cuerpo para el descanso. Es una técnica cada vez más conocida; fue popularizada por el Dr. Andrew Weil y se basa en controlar el ritmo respiratorio para activar la respuesta de relajación del cuerpo.
¿Cómo se practica?
- Siéntate cómodo con la espalda recta o túmbate si estás en la cama.
- Coloca la punta de la lengua justo detrás de los dientes frontales superiores.
- Inhala por la nariz durante 4 segundos.
- Mantén el aire dentro durante 7 segundos.
- Exhala lentamente por la boca durante 8 segundos, haciendo un suave sonido de “whoosh”.
- Repite el ciclo al menos 4 veces seguidas.
¿Qué ocurre en tu cuerpo cuando respiras así?
Cuando estamos ansiosos, solemos respirar de forma rápida, superficial y torácica. Esto significa que el aire apenas llega a la parte baja de los pulmones, donde se produce un intercambio más eficiente de oxígeno y dióxido de carbono. Esta respiración rápida puede alterar los niveles de CO₂ en sangre, lo que intensifica síntomas físicos como mareo, tensión, sensación de ahogo o palpitaciones y puede desencadenar ataques de ansiedad.
La técnica 4-7-8 interrumpe ese patrón. Al sostener la respiración y alargar la exhalación, le damos tiempo al cuerpo para restaurar el equilibrio entre oxígeno y CO₂, ralentizar el ritmo cardíaco y activar el sistema nervioso parasimpático, responsable de la calma y la recuperación.
¿Cuándo usarla?
- Antes de dormir, si te cuesta conciliar el sueño.
- En momentos de ansiedad o preocupación intensa.
- Como rutina diaria de 1 a 2 veces al día para mantener el sistema nervioso más regulado.
Al principio puede costar un poco mantener los 7 segundos. No te frustres: ve adaptándola a tu capacidad y aumenta con la práctica.
7. Grounding
Cuando sientes que estás perdiendo el control, desconectado del entorno o atrapado en pensamientos extremos, el enraizamiento te trae de vuelta al presente a través del cuerpo y los sentidos.
Ejercicios rápidos de grounding:
- Toca una superficie fría o rugosa (piedra, madera, tu ropa).
- Nombra 5 cosas que ves, 4 que puedes tocar, 3 que escuchas, 2 que hueles y 1 que saboreas.
- Siéntate con los pies en el suelo y nota el contacto, la presión y la temperatura.

Es muy útil para momentos de ansiedad intensa, ataques de pánico o episodios de desconexión (sensación de “no estar”). No necesitas nada externo: solo tu cuerpo y tu atención.
¿Cuál es la mejor técnica para ti?
No existe una única respuesta válida para todos. Cada persona vive la ansiedad de forma diferente, y lo que funciona para unos puede no funcionar igual para otros. Por eso, la mejor manera de encontrar tu técnica ideal es probar varias y observar cómo responde tu cuerpo y tu mente. Eso sí, recuerda que algunas de las técnicas necesitan su tiempo para poder aprenderlas y notar su efecto. Te dejo algunos consejos:
- Si tu ansiedad se manifiesta con mucha tensión física, puedes comenzar con la relajación muscular progresiva o el escaneo corporal.
- Si lo que más te afecta es el ruido mental o los pensamientos constantes, el mindfulness o la visualización guiada pueden ayudarte más.
- Si te cuesta dormir o desconectar al final del día, técnicas como la respiración 4-7-8 o la valeriana (si usas suplementos) son buenas aliadas.
Por otro lado, muchas personas encuentran útil combinar una técnica que relaje el cuerpo (como la respiración profunda o la relajación muscular) con otra que enfoque la mente (como mindfulness o visualización). Así se abordan ambos frentes de la ansiedad al mismo tiempo. ¡Te animo a probarlo!
No necesitas hacerlo perfecto ni saber meditar para beneficiarte. Puedes empezar con solo 5 minutos al día, siempre a la misma hora, en un lugar tranquilo. Lo importante no es cuánto tiempo lo haces, sino con qué regularidad lo repites.
La ansiedad no desaparece por arte de magia, pero con práctica y paciencia, estas técnicas pueden ayudarte a recuperar esa sensación de calma que ahora parece tan lejana.
¿Cuándo y cómo practicar estas técnicas?
Uno de los errores más comunes al empezar con técnicas de relajación es usarlas solo cuando ya estamos muy mal. Si bien pueden ayudar en momentos de crisis, su efecto más potente aparece cuando se integran en tu rutina diaria, como parte de un cuidado constante.
Aquí tienes algunas recomendaciones para que puedas aprovecharlas al máximo:
Practícalas aunque no tengas ansiedad
Usar estas técnicas sólo cuando estás en medio de una crisis es como intentar aprender a nadar cuando ya estás en el agua. Si las practicas cuando estás más tranquilo, tu cuerpo las integrará mejor, y te será más fácil usarlas cuando realmente las necesites.
Por eso te recomiendo reservar 5 o 10 minutos al día (al despertar, antes de dormir o después del trabajo) para entrenar una técnica. Con el tiempo, se volverá automática y, de esta manera, cuando estés en un momento de ansiedad, te será más fácil ponerlas en práctica.
Empieza con una sola técnica y sé constante
No necesitas hacerlas todas a la vez. Elige una que te llame la atención, pruébala durante al menos una semana seguida y evalúa cómo te sientes. Si te ayuda, continúa. Si no, prueba otra. La clave es la constancia, no la cantidad. Y, como he comentado anteriormente, puede que lo que le funcione a una persona a otra no; es importante no rendirse y seguir probando para encontrar la que más se ajuste a ti.
Úsalas en momentos de tensión aguda
Cuando sientas que la ansiedad aparece (palpitaciones, respiración rápida, pensamientos en bucle), pon en práctica lo que hayas entrenado: una respiración, un escaneo corporal, una visualización. Cuanto más hayas practicado antes, más fácil será aplicarla en ese momento.
Como ritual para cerrar el día
Muchas personas con ansiedad tienen dificultad para desconectar por la noche. ¿Te pasa que te metes en la cama y la mente empieza a dar vueltas? Usar técnicas como la respiración 4-7-8, la visualización guiada o la relajación muscular puede ayudarte a dormir mejor y a terminar el día en paz.
Usa recursos si lo necesitas
Si te cuesta hacerlo solo, puedes usar audios guiados. A veces una voz tranquila puede ayudarte a enfocarte mejor.
Y recuerda, no esperes resultados inmediatos. El efecto de estas técnicas de relajación para la ansiedad es acumulativo. Piénsalo como un entrenamiento: con la práctica diaria, tu cuerpo y tu mente irán aprendiendo a calmarse de forma más natural.
¿Y si las técnicas de relajación no funcionan?
Es algo que le pasa a muchas personas. Respiran, meditan, intentan calmarse… pero la ansiedad sigue ahí. A veces más suave, a veces con fuerza. Y en esos momentos puede surgir la duda: ¿lo estoy haciendo mal? La respuesta es no.
No estás fallando. Simplemente estás lidiando con algo que necesita más que fuerza de voluntad o trucos para calmarse. Porque cuando la ansiedad se hace crónica o aparece sin motivo claro, no basta con relajarse: hay que entender qué está detrás.
Las técnicas de relajación son muy útiles, pero para que realmente funcionen, a veces necesitamos aprenderlas bien, integrarlas paso a paso y aplicarlas en un contexto más amplio de comprensión emocional. Y ahí es donde entra el acompañamiento profesional.
Yo puedo ayudarte en ese proceso. Puedo enseñarte técnicas eficaces y adaptadas a ti: respiración consciente, relajación muscular, visualización, mindfulness y otras herramientas que de verdad ayudan. Pero más allá de eso, te acompaño a entender por qué aparece tu ansiedad, cómo funciona en tu cuerpo y tu mente, y qué necesitas para empezar a vivir con más calma y seguridad.
Superar la ansiedad no significa que desaparezca para siempre, sino que deja de controlarte. Que aprendes a gestionarla. Que sabes qué hacer cuando aparece y que, poco a poco, deja de ocupar tanto espacio en tu vida.
Con apoyo, con guía y con práctica, eso es posible. Si estás en ese punto en el que necesitas más que un momento de calma, si quieres herramientas reales, comprensión profunda y un camino claro, estoy aquí para ayudarte.
Puedes contactarme desde mi página web:
👉 supera-tu-ansiedad.es
No tienes que hacerlo solo. Y no es tarde para empezar a sentirte mejor.
Preguntas frecuentes sobre técnicas de relajación para la ansiedad

¿Cuánto tiempo tardan en hacer efecto las técnicas de relajación?
Depende. Algunas, como la respiración profunda o la visualización, pueden ayudarte en cuestión de minutos. Otras, como el mindfulness o el escaneo corporal, necesitan práctica regular para que notes un cambio más profundo. Lo importante es la constancia.
¿Funcionan de verdad?
Sí. No hace falta tener fe ciega. Basta con probarlas con una actitud abierta y curiosa. El cuerpo responde aunque la mente dude. Y muchas personas descubren que funcionan cuando menos lo esperaban.
¿Y si no noto nada al hacerlas?
Es totalmente normal. A veces el efecto es muy sutil al principio o necesitas varios días para sentirlo. También puede que una técnica no sea la más adecuada para ti. No te frustres: prueba otra o ajusta el momento del día en que la practicas.
¿Tengo que hacerlas todos los días?
No es obligatorio, pero cuanto más regular seas, mejores resultados tendrás. Como todo hábito, cuanto más lo entrenas, más natural se vuelve. Incluso 5 minutos al día pueden marcar la diferencia.
Bibliografía / Fuentes consultadas
- American Psychological Association (APA). Anxiety and Stress Management Techniques.
- Harvard Health Publishing. Relaxation techniques: Breath control helps quell errant stress response.
- National Center for Complementary and Integrative Health (NCCIH). Relaxation Techniques for Health.
- Plata Plata, Z. (2024). Entrenamiento en biofeedback y mindfulness para disminuir la ansiedad, estrés y depresión en estudiantes universitarios. Universidad Autónoma del Estado de México.
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