Síntomas de ansiedad: señales físicas, mentales y cómo empezar a gestionarlos

¿Te cuesta respirar, piensas demasiado o evitas situaciones? Descubre si son síntomas de ansiedad y qué puedes hacer para sentirte mejor.
Si notas que te cuesta respirar, que sientes presión en el pecho o que algo está a punto de pasar sin razón aparente, a continuación te explicaré porqué puede ser. Puede que hayas buscado una explicación física, médica o racional y que no la hayas encontrado y lo cierto es, que lo que podría estar ocurriéndote es ansiedad.
Muchas personas conviven con ella sin saberlo porque sus manifestaciones pueden confundirse con otros problemas de salud o con estados de ánimo pasajeros. Este artículo te ayudará a entender mejor cuáles son los síntomas de ansiedad, por qué aparecen, y qué puedes hacer si te sientes identificado. Reconocer estos signos es el primer paso para empezar a cuidarte.
¿Qué es la ansiedad y por qué genera síntomas?
La ansiedad no es solo “estar nervioso”. Es una reacción automática del cuerpo ante lo que interpreta como una amenaza, incluso si esa amenaza no es real o inmediata. Imagina una alarma que salta sin motivo aparente: eso es lo que pasa cuando el cerebro detecta peligro y activa el sistema de alerta. Esta respuesta está diseñada para protegerte, prepara tu cuerpo para huir, luchar o reaccionar rápido, pero cuando se activa de forma frecuente o prolongada, puede convertirse en una fuente de malestar.
Y ahí es donde aparecen los síntomas de ansiedad: el corazón se acelera, cuesta respirar, la mente no para, duele el estómago o no puedes dormir. No estás exagerando ni inventándolo. Son señales reales de que tu sistema nervioso está en modo alerta. Entender esto es clave para dejar de pelearte con lo que sientes y empezar a cuidarte desde otro lugar.
Si quieres profundizar más en qué es exactamente la ansiedad, por qué aparece y cómo funciona a nivel físico y emocional, puedes leer el artículo completo que tengo dedicado a qué es la ansiedad. Te ayudará a comprender mejor esta experiencia y ponerle nombre a lo que sientes.
Síntomas de ansiedad más comunes

Los síntomas de ansiedad no siempre son obvios o claros. Pueden parecer molestias físicas sin causa médica, cambios de humor inexplicables o una sensación interna difícil de explicar. Lo importante es saber que no estás sola/o y que lo que te ocurre tiene sentido. Vamos a ver los síntomas más comunes, divididos por áreas para que puedas identificarlos con claridad. Puedes anotar con los que te sientas más identificada/do para reconocer cuales son tus síntomas y poder así trabajar en ellos.
1. Síntomas físicos
La ansiedad empieza muchas veces en el cuerpo. Quizá sin darte cuenta, un día te cuesta respirar, notas presión en el pecho o te mareas sin motivo aparente. Algunos síntomas físicos habituales son:
- Palpitaciones o taquicardia: el corazón se acelera sin que estés haciendo esfuerzo físico.
- Sensación de ahogo o presión en el pecho: como si te faltara el aire o algo te oprimiera.
- Mareos, visión borrosa o inestabilidad: el cuerpo se siente desorientado.
- Tensión muscular, temblores o rigidez: especialmente en cuello, mandíbula, hombros y espalda.
- Sudoración excesiva: aunque no haga calor o no estés en movimiento.
- Problemas digestivos: náuseas, diarrea, molestias estomacales, hinchazón o urgencia por ir al baño.
- Cansancio constante o agotamiento extremo: aunque hayas dormido, sientes que no puedes con tu cuerpo.
Estos síntomas de ansiedad se suelen confundir muchas veces con problemas médicos (corazón, respiración, aparato digestivo), lo que puede aumentar aún más la preocupación y alimentar el ciclo ansioso.
2. Síntomas emocionales
No siempre aparecen con intensidad. A veces es solo una incomodidad constante, otras veces un miedo que no sabes de dónde viene. Algunos de los más comunes son:
- Miedo sin causa clara: no sabes por qué, pero sientes que algo malo va a pasar.
- Irritabilidad o estar “a la defensiva”: cualquier cosa te altera o te pone de mal humor.
- Sensación de amenaza constante: como si estuvieras siempre en estado de alerta.
- Llantos espontáneos o bloqueo emocional: te cuesta expresar lo que sientes o te desbordas sin previo aviso.
Muchas personas no asocian estos síntomas con ansiedad porque creen que “deberían estar felices” o “no hay motivos para sentirse mal”. Pero la ansiedad no siempre necesita una razón lógica para activarse.
3. Síntomas cognitivos (pensamientos)
La mente también se ve afectada por la ansiedad. Puede parecer que no puedes parar de pensar, o que te cuesta enfocarte en lo más simple. Algunos signos frecuentes son:
- Pensamientos repetitivos o catastróficos: el famoso “¿y si…?” que no para de dar vueltas.
- Dificultad para concentrarte: leer, trabajar o mantener una conversación se vuelve complicado.
- Mente “nublada” o sensación de estar desconectado: te cuesta pensar con claridad.
- Desrealización o despersonalización: sentir que lo que vives no es real o que no estás en tu propio cuerpo.
Estos síntomas de ansiedad pueden generar miedo a “perder el control” o a “volverse loco”, pero en realidad son reacciones muy comunes al estrés prolongado. ¿Te identificas con alguno?
4. Síntomas conductuales
La ansiedad también afecta a lo que haces (o dejas de hacer) en tu día a día. Estas son algunas señales a tener en cuenta:
- Evitación de situaciones, personas o lugares: por miedo a sentirte mal o a no poder controlarte.
- Aislamiento progresivo: dejas de hacer planes, te cierras, te cuesta salir de casa.
- Problemas con el sueño: insomnio, despertares frecuentes o necesidad de dormir muchas horas para escapar.
- Buscar alivio inmediato con sustancias: como alcohol, tabaco, comida, o incluso redes sociales en exceso.
Cambios en tu rutina, hábitos que antes no tenías o la sensación de que te estás “desconectando de ti” pueden ser señales claras de que la ansiedad está tomando espacio.
¿Cómo saber si lo que tengo es ansiedad?
Una de las dudas más comunes es: “¿Esto que me pasa es ansiedad o es otra cosa?”. La respuesta no siempre es sencilla, pero hay algunas pistas claras. No hace falta tener todos los síntomas para estar viviendo ansiedad. Cada persona lo experimenta de forma diferente: algunos lo sienten más en el cuerpo, otros en la mente, y otros en sus hábitos diarios.
Puedes sospechar que se trata de ansiedad si estos síntomas:
- Se repiten a lo largo del tiempo, aunque cambien de forma.
- Te generan malestar constante o te hacen sentir en alerta sin razón aparente.
- Interfieren con tu vida diaria: te cuesta concentrarte, dormir, disfrutar o tomar decisiones sencillas.
Muchas personas conviven con síntomas de ansiedad durante meses o incluso años sin saberlo. A veces porque se normalizan (“yo siempre he sido así”), a veces porque se disimulan bien de puertas afuera. Pero reconocer lo que te está pasando es un acto de autocuidado. No se trata de etiquetarte, sino de poder ponerle nombre a lo que sientes y empezar a tratarlo con la atención que merece.
¿Qué hacer si tienes síntomas de ansiedad?

Cuando empiezas a notar síntomas de ansiedad —ya sea físicos, mentales o emocionales— es normal sentirse confundido, preocupado o incluso frustrado contigo mismo. Puede que te preguntes por qué te pasa, si es grave, o si vas a sentirte así para siempre. La buena noticia es que hay formas de abordarlo, y que cuanto antes empieces a prestarte atención, más herramientas tendrás para gestionar lo que te ocurre.
Lo primero es observarte sin juicio. Es habitual minimizar lo que sientes o pensar que “no es para tanto”, pero si tu cuerpo y tu mente están hablando, es por algo. Puedes empezar anotando en qué momentos aparecen los síntomas, cómo se manifiestan y si hay algo que los activa (una situación, un pensamiento, un lugar, una interacción…). No necesitas un diario perfecto: solo el hábito de mirar lo que vives con honestidad. Esa información te ayudará a conocerte mejor y a detectar patrones.
Las técnicas de regulación también pueden marcar una diferencia. Respirar profundamente durante unos minutos, estirarte suavemente, moverte, o simplemente parar lo que estás haciendo y centrarte en lo que tienes delante (una taza caliente, el contacto de los pies con el suelo, el aire entrando y saliendo de tu cuerpo) puede ayudarte a salir del pico de activación. Son recursos pequeños, sí, pero bien aplicados, devuelven la sensación de control. Te recomiendo este artículo sobre técnicas que te pueden ayudar a reducir la ansiedad.Técnicas de relajación para la ansiedad
Cuidar tus rutinas también es parte del proceso. Dormir con regularidad, comer sin saltarte comidas, evitar el exceso de cafeína o alcohol, reservarte un momento al día para estar contigo... Son cosas básicas, pero a menudo lo primero que se descuidan cuando hay ansiedad. Volver a lo simple es una forma muy eficaz de empezar a sentirte más seguro en tu propio cuerpo.
Y si sientes que la ansiedad no se va o te supera, no lo veas como un fallo o un fracaso. Es un aviso de que necesitas más apoyo, no de que estés haciendo algo mal. Pedir ayuda profesional es una muestra de compromiso contigo mismo, no una señal de debilidad. La ansiedad se puede gestionar, regular y transformar. No de la noche a la mañana, pero sí paso a paso, con recursos, comprensión y acompañamiento.
¿Cómo puede ayudarte la terapia?
La terapia no es solo para quienes “no pueden más”. Es un espacio para conocerte, entender lo que te pasa y empezar a construir formas de estar contigo más amables, más sostenibles y más conscientes. Si estás viviendo síntomas de ansiedad, la terapia puede convertirse en un lugar seguro donde no tengas que fingir que todo va bien, donde puedas hablar sin miedo a que te juzguen o minimicen lo que sientes.
Una de las grandes funciones de la terapia es ayudarte a entender de dónde viene tu ansiedad. A veces tiene raíces en experiencias del pasado, en una autoexigencia constante, en el miedo al fracaso, en el trauma o en patrones que has aprendido sin darte cuenta.
Además, en terapia aprendes herramientas concretas para regular los síntomas en el presente: técnicas de respiración adaptadas a ti, estrategias para salir del bucle mental, recursos para manejar el miedo, maneras de relacionarte con tus pensamientos sin dejar que te arrastren. No hay una única técnica milagrosa, pero sí un conjunto de prácticas que, sostenidas en el tiempo, pueden cambiar tu experiencia.
También es muy frecuente que en sesión se trabaje la relación con uno mismo: cómo te hablas, cuánto te permites sentir, cuánto te exiges, cómo gestionas el descanso o el conflicto. Todo eso influye en cómo se manifiesta la ansiedad y en cómo la sostienes o la alimentas sin darte cuenta.
Ir a terapia es empezar un proceso de transformación profundo y real. Y no, no hace falta tenerlo todo claro ni saber por dónde empezar. Solo hace falta que te permitas ser acompañado. La ansiedad no te define, pero puede ayudarte a descubrir todo lo que llevas dentro si aprendes a escucharla con otra mirada.
Si sientes que ha llegado la hora de pedir ayuda, estaré encantado de ayudarte en tu proceso, indagar en tu ansiedad y hacer que te sientas mejor. Te animo a que visites mi página web y a que te pongas en contacto conmigo si lo necesitas.
Preguntas frecuentes

¿Cómo saber si los síntomas que tengo son ansiedad o una enfermedad física?
La ansiedad puede generar síntomas físicos intensos —como taquicardia, mareo, dolor en el pecho o sensación de ahogo— que se confunden fácilmente con problemas médicos. Siempre es recomendable descartar causas físicas con un profesional de salud, pero si las pruebas salen bien y los síntomas persisten o aparecen en situaciones concretas, es probable que se trate de ansiedad.
¿Puedo tener ansiedad sin estar “estresado”?
Sí. No siempre hay un motivo evidente. La ansiedad puede aparecer sin que estés bajo presión directa. A veces hay causas más profundas (emocionales, inconscientes) o se activa por acumulación de pequeñas tensiones sostenidas en el tiempo. También puede estar asociada a patrones de pensamiento, inseguridades o experiencias pasadas que aún impactan en tu presente.
¿Cómo calmar la mente cuando tengo ansiedad?
Cuando la mente va a mil por hora, lo más eficaz suele ser volver al cuerpo. Técnicas como la respiración diafragmática, caminar despacio, estirarte o usar anclajes sensoriales (agua fría, texturas, sonidos) ayudan a romper el bucle mental. También puede ayudarte escribir lo que piensas o decirlo en voz alta para tomar distancia. En mi artículo sobre técnicas para gestionar la ansiedad encontrarás herramientas concretas. Técnicas de relajación para la ansiedad
¿Los síntomas de ansiedad pueden cambiar con el tiempo?
Sí. No siempre se presentan igual. Hay personas que al principio sienten solo tensión física y con el tiempo desarrollan insomnio, cambios de ánimo o dificultad para concentrarse. También puede pasar lo contrario: empezar con pensamientos rumiantes y luego sentir agotamiento físico. El cuerpo se adapta, pero si la ansiedad se mantiene, los síntomas tienden a expandirse.
¿Es posible vivir sin síntomas de ansiedad?
Sí, pero más que eliminar la ansiedad por completo, el objetivo realista es que deje de interferir en tu vida. La ansiedad es una respuesta humana natural. Aprender a reconocerla, regularla y entender lo que te está pidiendo te permite vivir con más equilibrio. No se trata de eliminar algo malo, sino de recuperar el control sobre tu bienestar.
Bibliografía
- American Psychological Association (APA). (2023). Anxiety. Recuperado de:
- National Institute of Mental Health (NIMH). (2023). Anxiety Disorders. Recuperado de:
- Harvard Health Publishing. (2022). Understanding the stress response. Harvard Medical School. Recuperado de:
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- Rief, W., & Barsky, A. J. (2005). Psychobiological mechanisms of somatization. Psychosomatic Medicine, 67(1), 13–22.
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