¿No sabes cómo gestionar la ansiedad? Guía clara para empezar

Sentir ansiedad es agotador, pero no estás sola/o. Aprende cómo gestionar la ansiedad con herramientas sencillas y realistas para recuperar tu calma.
¿Sientes que la ansiedad se te va de las manos y no sabes por dónde empezar a gestionarla? ¿Notas que los pensamientos se aceleran, el cuerpo se tensa y, por más que lo intentas, no logras calmarte del todo?
Tranquila/o, muchísimas personas se sienten igual. Por eso, en este artículo vamos a hablar de cómo gestionar la ansiedad de forma práctica, realista y sin fórmulas mágicas. No se trata de eliminarla por completo, sino de aprender a convivir con ella sin que te domine.
Aquí vas a encontrar tres cosas importantes:
- Qué significa realmente “gestionar la ansiedad” (y qué no).
- Herramientas claras para aplicarlas en tu día a día, sin saturarte.
- Cómo puede ayudarte la terapia a largo plazo si sientes que solo no puedes más.
Vamos paso a paso. Empezamos por entender de verdad qué implica “gestionar la ansiedad”.
¿Qué significa gestionar la ansiedad?
Hablar de cómo gestionar la ansiedad no es hablar de eliminarla para siempre. La ansiedad forma parte de todos nosotros. Es una respuesta natural del cuerpo ante algo que percibe como una amenaza. El problema no es que exista, sino cuando aparece en momentos donde no tiene sentido, o cuando se vuelve tan intensa que te bloquea.
Gestionarla, por tanto, no es dejar de sentirla, sino aprender a convivir con ella sin que te controle. Es saber identificar cuándo aparece, qué te quiere decir, y qué puedes hacer tú en ese momento para no dejarte arrastrar.
Podemos pensar en la gestión de la ansiedad en tres niveles distintos:
- Reconocerla: darte cuenta de que lo que sientes es ansiedad, ponerle nombre, sin juzgarte. Este paso, aunque parezca simple, ya cambia mucho las cosas. Si sabes qué te está pasando, dejas de temer que “algo malo va a pasar”.
- Regularla en el momento: una vez que sabes que lo que sientes es ansiedad, necesitas estrategias para bajar la intensidad. Técnicas como la respiración, el movimiento, el grounding o incluso escribir lo que sientes pueden ayudarte a atravesar ese pico. Te recomiendo este artículo sobre las técnicas de relajación.
- Trabajar sus causas de fondo: aquí entra lo más profundo. ¿Por qué tu cuerpo reacciona así? ¿Qué estás acumulando, evitando o exigiéndote? Este nivel requiere más tiempo y, muchas veces, acompañamiento profesional. Pero es también el que trae cambios más duraderos.
En resumen, gestionar la ansiedad es aprender a vivir con ella sin miedo. Y eso no significa resignarse, sino desarrollar recursos que te devuelvan el control, incluso en los días difíciles.
Cómo gestionar la ansiedad en el día a día: estrategias prácticas

Saber cómo gestionar la ansiedad no significa sólo entenderla, sino tener recursos concretos para actuar cuando aparece. Y no hace falta hacer cosas complejas ni cambiar tu vida de arriba abajo. A veces, pequeños gestos repetidos con constancia pueden marcar la diferencia.
Aquí tienes varias estrategias útiles y accesibles que puedes incorporar poco a poco a tu rutina. No se trata de aplicarlas todas a la vez, sino de empezar por una, probarla, y ver cómo responde tu cuerpo y tu mente.
1. Respiración consciente
La respiración es una herramienta potente, inmediata y siempre disponible. Cuando la ansiedad te invade, tu cuerpo entra en modo alerta y tu respiración se acelera. Para ayudar a calmar esa reacción, puedes usar una técnica muy sencilla: inhalar 4 segundos, mantener 4, exhalar durante 6.
Hazlo durante un par de minutos, sin forzarte. Notarás cómo el cuerpo empieza a soltar tensión y la mente se desacelera. Esta técnica también es útil como prevención: practicarla un par de veces al día ayuda a mantenerte más estable.
2. Identificación y reestructuración de pensamientos
La ansiedad se alimenta de pensamientos automáticos, repetitivos y, muchas veces, catastrofistas: “no voy a poder”, “todo va a salir mal”, “voy a perder el control”. Aprender a identificar estos pensamientos es clave.
Una vez los reconoces, no intentes eliminarlos, pero sí cuestionarlos:
- ¿Esto que estoy pensando es un hecho o una suposición?
- ¿Qué otras formas de ver esta situación hay?
- ¿Qué le diría a alguien a quien quiero si estuviera pensando esto?
Con el tiempo, vas construyendo un diálogo interno más realista, más amable y mucho menos ansioso.
3. Regulación del cuerpo
El cuerpo también necesita ayuda para salir del estado de alerta. A veces no hace falta una sesión completa de ejercicio: estirarte, caminar durante 10 minutos, mover brazos y piernas o simplemente cambiar de postura puede ayudarte a reducir esa sensación de tensión interna.
El movimiento libera energía acumulada y envía señales de seguridad al cerebro. Cuanto más te mueves, más ayudas a tu cuerpo a regularse.
4. Técnicas de grounding o enraizamiento
Cuando la mente va demasiado rápido, volver al presente a través del cuerpo y los sentidos es una de las formas más eficaces de calmarte. Una técnica útil es la conocida como 5-4-3-2-1:
- Nombra 5 cosas que ves,
- 4 que puedes tocar,
- 3 que oyes,
- 2 que hueles,
- y 1 que saboreas o imaginas.
Esto no es magia. Es atención plena aplicada de forma sencilla. Te ancla al ahora y te saca del bucle mental que alimenta la ansiedad.
5. Crear una rutina de autocuidado
Gestionar la ansiedad también tiene que ver con cómo vives cuando no estás en crisis. Dormir lo suficiente, alimentarte con regularidad, tener ratos de descanso reales y mantener vínculos sociales son aspectos básicos, pero fundamentales.
No hace falta tener la rutina perfecta, sino una mínima estructura que te sostenga. La ansiedad florece en el caos. Cuando tu vida tiene ciertos anclajes, tu sistema nervioso se siente más seguro.
6. Diario emocional o de síntomas
Escribir lo que sientes puede ayudarte a procesar lo que te está pasando. No hace falta redactar páginas enteras. Con apuntar frases sueltas, sensaciones físicas o pensamientos del día ya es útil. Incluso puedes crear una pequeña escala: del 1 al 10, ¿cómo estoy hoy?
Con el tiempo, verás patrones. Sabrás qué te activa más, qué te calma, y en qué momentos necesitas cuidarte más. El diario se convierte en un mapa emocional que te ayuda a entenderte sin juzgarte.
Todas estas estrategias son herramientas. No soluciones milagrosas. Funcionan mejor cuando las aplicas con constancia, sin prisa y con la actitud de cuidarte, no de corregirte. Prueba la que mejor se adapte a ti y no sientas como un fracaso si alguna no te ayuda, prueba otra para dar con la que a ti te ayude.
Qué hacer en una crisis de ansiedad

Cuando la ansiedad alcanza su punto más alto, puede parecer que todo se descontrola: el corazón late con fuerza, cuesta respirar, la mente se llena de pensamientos catastróficos. En esos momentos, lo último que necesitas es exigirte pensar con claridad. Lo que necesitas es volver al cuerpo y al presente, de forma sencilla y directa.
Aquí tienes un pequeño "botiquín emocional" para aplicar en medio de una crisis de ansiedad. No elimina el malestar en un segundo, pero sí puede ayudarte a atravesarlo sin sentir que estás perdiendo el control.
Respiración cuadrada
Es una técnica fácil de recordar que ayuda a calmar el sistema nervioso. Consiste en:
- Inhalar durante 4 segundos
- Mantener el aire 4 segundos
- Exhalar en 4 segundos
- Esperar 4 segundos antes de volver a inhalar
Repítelo durante uno o dos minutos. Es una forma sencilla de decirle al cuerpo: “estamos a salvo”.
Conecta con tus sentidos
Cuando la ansiedad sube, tu atención se va al futuro, al miedo, a la posibilidad de que “algo malo pase”. Para contrarrestarlo, anclarse en el presente es esencial.
Puedes usar el ejercicio de los 5 sentidos:
- 5 cosas que ves
- 4 cosas que puedes tocar
- 3 sonidos que oyes
- 2 olores
- 1 sabor o algo que recuerdes con afecto
Este ejercicio te saca del bucle mental y te ayuda a volver al “aquí y ahora”, que es donde está la seguridad real.
Usa estímulos físicos reguladores
Tocar algo frío (una piedra, una lata del frigorífico, tus propias manos con agua), o llevar contigo un olor que asocies a calma (aceite esencial, perfume suave), puede tener un efecto inmediato sobre tu sistema nervioso.
Son anclas físicas que te devuelven a tu cuerpo cuando parece que todo se te escapa.
Recuérdate lo que está pasando
Habla contigo como lo harías con alguien a quien quieres. Puedes repetir mentalmente frases como:
- “Esto es ansiedad, no es peligro real.”
- “Ya he pasado por esto antes, y ha pasado.”
- “Puedo con esto, aunque ahora parezca que no.”
Validarte y darte contención en medio del caos es uno de los gestos más poderosos para empezar a recuperar el control.
Importante: una crisis de ansiedad es intensa, pero pasajera. Aunque tu mente diga lo contrario, no va a durar para siempre. Si aplicas estas herramientas sin exigirte, desde un lugar de cuidado, estarás atravesando el pico de ansiedad en lugar de quedarte atrapado en él.
¿Qué errores son comunes al intentar gestionar la ansiedad?
Cuando empiezas a buscar cómo gestionar la ansiedad, es fácil caer en trampas sin darte cuenta. No porque lo hagas mal, sino porque muchas veces lo haces desde la urgencia, la desesperación o las expectativas poco realistas.
Aquí van algunos errores muy comunes que pueden dificultar tu avance y cómo puedes abordarlos de otra manera:
1. Buscar eliminar la ansiedad por completo
Uno de los errores más extendidos es pensar que gestionar la ansiedad significa no volver a sentirla nunca más. Pero eso no es realista ni necesario. La ansiedad no es el problema en sí, lo es la forma en que la vives, la interpretas o te enfrentas a ella.
En lugar de eliminarla, el objetivo es reducir su impacto, entenderla y perderle el miedo. Cuando dejas de resistirla, empieza a soltar.
2. Forzarte a “calmarte” sin validar lo que sientes
Decirte “tranquilízate” cuando estás en plena crisis suele generar el efecto contrario. Igual que minimizar lo que te pasa (“no es para tanto”, “estás exagerando”). Eso no calma: te desconecta de lo que necesitas.
Validar lo que estás sintiendo —reconocer que estás mal sin juzgarte— es el primer paso para gestionarlo. Desde ahí puedes aplicar una herramienta, no desde la negación.
3. Evitar constantemente lo que te genera ansiedad
Evitar ciertas situaciones te da un alivio inmediato, pero a largo plazo mantiene la ansiedad activa. El cerebro interpreta que eso que estás evitando es realmente peligroso, y cada vez cuesta más enfrentarlo.
El camino es justo el contrario: acercarte poco a poco a lo que temes, con apoyo si lo necesitas. A veces, atravesar el malestar es la única forma de reducirlo.
4. Saturarte con demasiadas herramientas a la vez
Empiezas a leer, probar técnicas, ver vídeos, descargarte apps… y acabas más abrumado que al principio. Gestionar la ansiedad no es coleccionar estrategias. Es encontrar las que a ti te sirven, practicarlas y darles tiempo.
Elige una o dos que te resulten accesibles y sostenibles. Aplica poco, pero bien. No necesitas hacerlo todo: necesitas hacerlo con presencia.
Corregir estos errores es una forma de ahorrarte frustración y tratarte con más comprensión. Porque gestionar la ansiedad no es un reto a superar, es un camino a sostener.
¿Cuándo pedir ayuda profesional?

A veces, intentar gestionar la ansiedad por tu cuenta no es suficiente. No porque estés haciendo algo mal, sino porque la ansiedad, en muchos casos, tiene raíces profundas: historias no resueltas, bloqueos emocionales, patrones aprendidos… cosas que no siempre puedes desmontar tú solo, por mucho que lo intentes.
Entonces, ¿cuándo es momento de buscar ayuda profesional? Si la ansiedad interfiere en tu día a día —en el trabajo, en tus relaciones, en tu descanso o en tu salud— es una señal clara. También si llevas tiempo aplicando técnicas, leyendo, haciendo cambios etc. pero sientes que no avanzas o que cada paso te cuesta demasiado.
Pedir ayuda no es rendirse. Es reconocer que mereces sentirte mejor, acompañado, comprendido. La terapia no es solo para “cuando no puedes más”; también es para quienes quieren entenderse mejor, cuidar su salud mental y vivir con más calma.
Te animo a que visites mi página web y a que contactes conmigo si necesitas ayuda en tu proceso, estaré encantado de acompañarte.
Preguntas frecuentes
¿Qué es mejor: gestionar la ansiedad con técnicas o con medicación?
No es una cuestión de “mejor o peor”, sino de lo que necesitas en tu caso. Muchas personas gestionan bien la ansiedad con técnicas, pero en algunos momentos, la medicación puede ser una ayuda puntual, sobre todo cuando los síntomas son muy intensos.
¿Funciona la respiración si tengo ansiedad muy alta?
Sí, pero no siempre de inmediato. La respiración no elimina la ansiedad, pero ayuda a bajar su intensidad. Cuanto más la practiques fuera de los momentos de crisis, más eficaz será cuando la necesites. Es una herramienta acumulativa, no mágica.
¿Cuánto tiempo tarda en notarse una mejoría?
Depende. Algunas personas notan cambios en pocas semanas si aplican herramientas con constancia. Otras necesitan más tiempo. Lo importante no es ir rápido, sino avanzar con sentido. Y a veces, mejorar significa tener menos miedo incluso cuando la ansiedad aparece.
Por lo tanto, aprender cómo gestionar la ansiedad no es un camino fácil, pero sí es posible. No se trata de encontrar la técnica perfecta ni de dejar de sentir ansiedad para siempre. Se trata de aprender a vivir con ella sin miedo, de construir recursos reales, y de confiar en que puedes sostenerte incluso cuando el día se pone cuesta arriba.
No tienes que hacerlo todo de golpe. No tienes que hacerlo solo. Lo importante es que, paso a paso, vayas creando un espacio dentro de ti donde la ansiedad no mande. Donde lo que sientes tiene lugar, pero no te arrastra. Donde hay herramientas, calma, apoyo... y sobre todo, compasión.
No es una cuestión de hacerlo perfecto. Es volver a ti una y otra vez, con paciencia, con intención, y con la certeza de que cada paso cuenta, incluso los más pequeños.
Si hoy estás aquí, ya has empezado. Y eso ya es un logro.
Bibliografía
- American Psychological Association (APA). (2023). Anxiety. Recuperado de:
- Harvard Health Publishing. (2022). Coping with anxiety: Tips for managing worry and stress. Harvard Medical School. Recuperado de:
- National Institute of Mental Health (NIMH). (2023). Anxiety Disorders. Recuperado de:
- Anxiety and Depression Association of America (ADAA). (2023). Tips to manage anxiety and stress. Recuperado de:
- World Health Organization (WHO). (2022). Mental health: Anxiety disorders. Recuperado de:
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